lunes, 29 de abril de 2013

FARO DE TRAFALGAR







El faro de Cabo Trafalgar es un monumental faro de aproximadamente 34 metros de altura y torre troncocónica blanca, levantado en 1860, muy próximo a la torre almenara del mismo nombre. Está situado en el término municipal de Barbate, en la provincia de Cádiz.
En la época romana, donde hoy se levanta el faro, existía un templo dedicado al dios Juno. Había incluso un altar para los sacrificios en su honor. Aún hoy, algunos submarinistas dicen haber visto el templo sumergido en las aguas del cabo.
Los árabes construyeron en el siglo IX una torre de vigilancia cuyos restos pueden verse junto al faro.



Faro de Trafalgar en 1886


En 1929 la torre se reformó con un revestimiento exterior para reforzar el faro, pues peligraba su estabilidad ante los fuertes vientos de levante. Fue el ingeniero Carlos Iturrate el que proyectó las obras, adosando a la antigua torre contrafuertes unidos mediante arcos. Las obras comenzaron en 1926. A la vez se renovó el aparato óptico y se mejoró la vivienda de los fareros.



Desde cualquier zona de los alrededores podemos observar la torre.


Alrededor del faro, dando una vuelta a todo el promontorio sobre el que se asienta, se ha adecuado un sendero por el que podemos pasear mirando las calas y el arrecife que hay en la parte izquierda del tómbolo,  y la enorme playa que llega hasta Conil que queda a la derecha del faro.


(Imagen de internet)


(Imagen de internet)

En esta foto vemos la diferencia que hay en el terreno de ambos lados del promontorio en el que se encuentra el faro, rocoso a la izquierda y una lisa y arenosa playa a la derecha.


La linterna  fue colocada en 1936, cuando se sustituyó el aparato óptico cambiando el primitivo de segundo orden por uno de primer orden capaz de dar la característica de grupos de 1+2 destellos blancos cada 15".


Como sistemas de alumbrado utilizó sucesivamente aceite y petróleo. En 1914 un sistema de incandescencia por vapor aumentó el alcance hasta 31 millas.
En 1973 se instaló un radiofaro y más tarde se electrificó el faro llegando su alcance nominal a las 29 millas.


La torre de Trafalgar, de planta cuadrangular reforzada por sillares, parcialmente derrumbada a mediados del siglo XIX para construir el faro con sus restos.


La sombra de la antigua torre almenara sobre la casa del faro.


Fotografía tomada desde un balcón situado un poco más abajo de la linterna del faro, en la imagen vemos la sombra que proyecta la enorme torre sobre el camino de acceso al promontorio.

Un tómbolo es un accidente geográfico sedimentario, como por ejemplo una barra, que forma una estrecha lengua de tierra entre una isla o una gran roca alejada de la costa y tierra firme, o entre dos islas o grandes rocas.
El promontorio en el que se encuentra el faro es una gran duna retenida por la vegetación.


(Imagen de internet)
Esta imagen explica perfectamente lo que hemos definido como tómbolo.

Los arrecifes del faro son una gran plataforma que rodea todo el cabo. Si nos adentramos en las rocas podemos observar unas curiosas formaciones circulares talladas en la piedra. Son los huecos de las piedras de molino que antiguamente se sacaban de ahí.
Pero el hecho que impregna realmente de historia al paraje es la Batalla de Trafalgar, acaecida en 1805 y que enfrentó a las tropas franco-españolas contra la armada inglesa, la muerte de cientos de personas y el hundimiento de decenas de barcos que aún hoy, yacen bajo las aguas como restos tétricos del acontecimiento bélico. Sobrecoge mirar al horizonte e imaginar el ruido de los cañones, los gritos de los marineros y el fuerte temporal que azotó esa noche la zona.



Al Faro de Trafalgar

Camino que lleva al faro,
siempre cubierto de arenas,
vientos del este la arrastran,
la arremolinan, la llevan.

Los blancos lirios de playa
adornan por la vereda.
Arriba una inmensa torre
vigila muy altanera.

Divisa toda la costa
presume de compañera,
aquella que en otros tiempos
fuera la torre primera,
aquella que fue testigo 
de la maldita tragedia.

Se acercan las gaviotas,
le cuentan sus experiencias,
y ella orgullosa responde
con ráfagas de linterna.

Bajo las aguas atlánticas
de corriente traicioneras,
duermen los barcos hundidos
el sueño de las riquezas.

Trafalgar una encerrona
de la Real Armada Inglesa.

Dice el faro que en las noches
que alumbra la luna llena
ve las telas flameando
y oye el son de las cadenas, 
el crujido de las vergas,
el crepitar de maderas.

Oye a los marineros
cansados de tanta guerra
tirando de los chicotes,
aparejando las velas.

Se enfilan las botavaras
cual arietes a puertas.
Se oye el rugir de cañones
y el canto de las sirenas.

Andan ciñéndose al viento,
van navegando en conserva,
punteando con las proas
van dejando sus estelas.

Dice el faro que sus rayos
iluminan la contienda,
ve los buques que derivan,
que se escoran, que bordean.

Los capitanes decrépitos
siguen sus estrategias.
Los ojos al catalejo
atentos a la reyerta.

Al cuidado de su rumbo
se dedican las estrellas
y la rosa de los vientos 
que está de acuerdo con ellas.

El Faro de Trafalgar
en su tómbolo de arenas
acompaña con sus guiños
la batalla sempiterna
esperando que el sol traiga
algunas horas de tregua.



Poema ya publicado en este blog el domingo, 20 de noviembre de 2011







4 comentarios:

Tracy dijo...

Este faro es uno de los que más me ha gustado, entre los que he visto.
La poesía es maravillosa y quien conoce el faro disfrutará con su realismo.

Helio dijo...

Un estupendo reportaje del Faro de Trafalgar, acompañado de una bonita poesía épica.
Un abrazo.

Sindel Avefénix dijo...

Las fotografías son hermosas, unas son paisajes increíbles, tienen una fuerza que se siente.
El poema es un homenaje precioso.
Te felicito por esta entrada!!!
Un beso.

Montserrat Sala dijo...

Tal como te dije. yo también tengo fijación con los faros, y todo lo que representan. Su robustez, contra la indefensión de las embarcaciones,ante una meteorología adversa. La calma y la placidez de los días soleados y cálidos del otoño. La soledad del farero solo acompañado por el compás y la música de las olas. Los guturales chillidos de las gaviotas al atardecer...
enfín: todo un mundo aparte, que me encanta.
Tus fotos; espléndidas.
Un saludito