jueves, 23 de febrero de 2017

ESTE JUEVES: HISTORIA CON UNA ESCALERA



Esta semana nos encontramos en el blog de nuestra amiga Charo Cortés, ¿Quieres que te cuente? La propuesta es contar una historia en la que intervenga una escalera.



De repente la luz del día había adquirido una tonalidad inusual, un tono amarillo había inundado el aire y de las paredes blancas reverberaban matices ocres que daban a la mañana una luz tenebrosa. Se sintió alarmada y salió al patio para comprobar aquel fenómeno que nunca antes había percibido. Asombrada comenzó a subir la escalera, despacio, parando en cada escalón y mirando al cielo que se ocultaba bajo una capa de nubes densas. A pesar de la inquietud que la turbaba siguió subiendo hasta llegar a la azotea. Fue entonces cuando oyó ruido de motores y dirigió su mirada al oeste desde donde le llegaba aquel sonido que se acercaba hasta hacerse atronador. En aquel instante vio los aviones de guerra que se desplazaban en formación como una bandada de gansos, con sus vientres cargados de muerte. Supo que era el final, su hora había llegado y nada la salvaría de caer destrozada bajo el fuego de aquellos pájaros de acero que la sobrevolaban. Se dirigió hacia las escaleras. Tenía que bajar con rapidez y buscar refugio, se metería en el hueco y con suerte lograría salvarse. En su intento resbaló y cayó rodando hasta golpearse con la barandilla de hierro en un recodo de la escalera y fue en ese momento cuando despertó gritando y empapada en un sudor frío. Al abrir los ojos vio que la ventana reflejaba sobre las sábanas una angustiosa luz amarilla. Cerró los ojos y se cubrió con las mantas hasta la cabeza. Volvió a dormirse y de nuevo comenzó a subir los escalones y oyó el sonido de los motores. 





domingo, 19 de febrero de 2017

A RATOS LLORARÉ MI PENA






Hoy me voy a perder en ti
a ratos lloraré mi pena
hoy me quiero olvidar del mundo
me retiro a mi soledad
hoy sola yo y mi pensamiento
hoy yo envuelta en un ovillo de recuerdos
acunada en un nido de palabras
sonidos que se pierden en el tiempo
ecos que vagan perdidos
en un laberinto de sinsentidos 
hoy yazco enferma de silencio
 huérfana de tus brazos y de tus besos
languidezco por tu ausencia
me mata un tumor de tristeza y desaliento
hoy siento que estoy cansada
delira mi cordura por atajos 
que se enredan en mi memoria
hoy me quiero perder en ti
y a ratos lloraré mi pena



domingo, 12 de febrero de 2017

EL PASO DEL TIEMPO



Fotografía de Manolo Baturone Barrilaro


El paso del tiempo

Amarillea la antigua estampa
 jinete inmortalizado en  su caballo de cartón
sin espuelas punitivas ni rebenque azotador
mira con ilusión el mundo a las crines agarrado
 ajeno a la velocidad del tiempo
ignora lo efímera que es la vida
párvulo candoroso en su caballo de cartón
Imagen evocadora de jubilosos días
Época de alegrías y de llantos sin dolor
Miedos que se olvidan con los besos
Noches de cándidos sueños
sueños llevados al trote en un caballo de cartón
Años de aprendizaje y juegos
Almacén de estridentes risas 
y palabras nunca dichas
Tiempo de heridas que sanan con el canto de la rana
Monta el niño ilusionado en su caballo de cartón
Memoria sin pasado
sin el duro equipaje de mil inviernos grises
recuerdos que aún no lo son
Pensamiento vacío de vanidades
Mente imaginativa 
Alma no envilecida
Cabalga la inocencia a lomos de un caballo de cartón



Para Tertulia Rayuela 13 de febrero de 2017


sábado, 11 de febrero de 2017

TUS OJOS





Hoy me ha parecido verte
Tus ojos en la distancia 
Un instante 
Un segundo sin reloj
Y un recuerdo permanente 
Hoy me ha parecido que me buscabas
Puede que desearas verme
Hoy me ha parecido que me mirabas
Desde lejos, un instante.



miércoles, 8 de febrero de 2017

ESTE JUEVES: EL PROTAGONISTA INVISIBLE




Esta semana nuestra amiga Encarni en su blog Brisa de Venus nos propone hacer un relato en el que sea protagonista o intervenga uno de nuestros compañeros. Se han elegido mediante sorteo y se  nos ha  comunicado individualmente. Espero que al protagonista de mi relato le guste lo que me ha inspirado. Aquí os dejo enlace a su blog Cuentos, historias y otras menudencias. Fabián Madrid

El día amaneció resplandeciente. Un cielo azul intenso se veía realzado por un entorchado de pinceladas níveas y un viento plácido jugaba con las hojas que empezaban a desprenderse de sus ramas. 
Fabián, nada más salir por la puerta de la casa se impregnó de aquella dádiva sustancial. Sus paseos matutinos le servían para ponerse en contacto consigo mismo, para interiorizar el mundo en el que se movía de forma metódica, observando como un espectador entusiasta las relaciones que se establecen entre las personas y cómo éstas se relacionan con su entorno. Sus largas caminatas fortalecían su cuerpo al mismo tiempo que su espíritu. Fue caminando hasta un parque cercano donde solía descansar un rato mientras se dejaba acariciar por los tibios rayos de sol otoñal. Se sentó en el mismo lugar que lo hacía siempre y buscó con la mirada al anciano que cada mañana lo saludaba con una breve inclinación de cabeza desde el banco de enfrente. Allí lo había visto durante muchos meses, sin fallar ni un solo día, sentado junto a su pareja, una mujer de aspecto frágil que conservaba la belleza a pesar de su avanzada edad y en la que era palpable un incipiente deterioro cognitivo.  Hoy no estaban. Los gorriones que acudían cada día atraídos por las migas de pan se arremolinaban alrededor del banco y revoloteaban desorientados desprovistos de su rutina diaria. Más tarde, Fabián volvería a su casa recorriendo el mismo camino, pasando por las mismas calles como si no hubiera otra forma de volver o como obligado por una fuerza interior que le impedía cambiar su rumbo. Pensó en la vida, pensó en el amor y en la vejez y pensó en la muerte. Pensó en aquel banco a modo de cenotafio y en su pensamiento se hilvanaron cien palabras en recuerdo de aquellas dos personas. Respiró profundamente antes de meter la llave en la cerradura y adentrarse de nuevo en su intimidad. 





miércoles, 1 de febrero de 2017

ESTE JUEVES: DÍAS DE LLUVIA





Con la nariz pegada al cristal del postigo del cierro la niña observa el chaparrón que cae como una densa cortina difuminando las fachadas y los árboles del parque cuyas ramas  bailan una danza arrítmica. Detrás de la niña está sentado el abuelo  que desde que se jubiló gusta de pasar algunas horas sentado en ese lugar que está  dentro y fuera de la casa, su sitio preferido por la luz que le proporciona para leer; el viejo intenta manejar no sin cierta dificultad las inmanejables hojas del Diario de Cádiz. El agua abrillanta los chinos de la calle y  por improvisadas vaguadas corre entre ellos formando minúsculos riachuelos. Su abuela ha sacado las macetas de aspidistra para que se empapen de agua caída del cielo y la niña mira ensimismada como chorrean las grandes hojas que empujadas por la fuerza del chaparrón parece que se van a quebrar.  El abuelo le explica la forma de saber si la tormenta se está alejando y la niña observa atenta y una vez que ve el azul eléctrico del relámpago empieza a contar uno,dos,tres,cuatro,cinco...y se oye el tronar ensordecedor.
- ¡Abuelo, nueve! Y espera a que el cielo se vuelva a iluminar para volver a contar. 
Cuando cesa el aguacero,  un fino sirimiri sigue acariciando las hojas que se ven de un verde luminoso, limpias y brillantes. La gente va de un lado a otro con rapidez, guarnecidos con grandes paraguas y botas de agua. Algunas mujeres pasan camino de la plaza cobijada la cabeza bajo el cesto de la compra.  En los cristales de la montera suena con mayor o menor intensidad el golpeteo del agua que va cambiando el ritmo al compás de la lluvia convertida en  directora de una orquesta sinfónica  natural. 
Por uno de los ventanucos que se quedó abierto y que han subido con premura a cerrar, se ha colado la lluvia impetuosa que ha encharcado una zona del patio. Desde algunas juntas de la acristalada pirámide rezuman gotas, y en breve el abuelo tendrá  que reemplazar la masilla que sirve de estancamiento.
Cuando acaba la llovizna la calle vuelve a recuperar el ir y venir de sus gentes, las mujeres esperan para colocar de nuevo las macetas en casa a que éstas desagüen  un poco. Los chiquillos corren a buscar las limas para jugar al pincho en las zonas terrosas que ablandadas por el agua están propicias para clavar con facilidad. La niña sale con su tiza y vuelve a dibujar sobre las grandes losas de Tarifa los cuadros en los que juega a la china y con su trozo de mármol espera sentada en el escalón de la casapuerta a que aparezca alguna amiga con la que compartir su esquemático castillo.