miércoles, 30 de noviembre de 2011

ESTE JUEVES: Carta a Jara

   Mi querida y añorada Jara:
Hace mucho tiempo que dejaste de estar con nosotros para correr junto a otros amigos en el cielo de los perros.
Llegaste a nuestra vida por casualidad, unos muchachos del barrio que cuidaban a tu madre te trajeron un día a mi puerta para ver si quería adoptarte y nada más mirarte supe que te quedarías con nosotros.


   Vivíamos en una casa antigua con una gran terraza donde podrías correr y jugar a tu antojo.
   Al principio nos volvías locos. ¿Recuerdas cada vez que te quedabas en casa sola el coraje que te daba?. Te enfadabas tanto que te dedicabas a arañar los muebles, descolgar la ropa del tendedero, tirar al suelo el teléfono y todo lo que estuviera a tu alcance, al volver encontrábamos la casa como si hubiera pasado Atila, pero nos recibías con tanto alborozo que apenas nos dabas tiempo a una pequeña reprimenda y nos tenías conquistados.
   Qué mal lo pasaste aquella vez que golpeaste la ventana y te cortaste con los cristales los tendones de la mano. La hemorragia era imparable, te envolvimos la pata en sábanas y afortunadamente encontramos una veterinaria de urgencias que hizo un esmerado trabajo. La intervención fue un éxito y no te quedaron secuelas.
Al volver a casa, venías aún aturdida por la anestesia y te acostamos en un butacón del salón. ¡Qué suerte después de todo!. A partir de ese momento fue de tu propiedad.



   ¿Te acuerdas cuánto te gustaba la playa y las marismas?. La primera vez que te quisimos subir al coche fue una tortura, tenías tanto miedo que hubo que sobornarte con una caja de galletas, pero desde esa experiencia, era ver el coche y echar a correr para subir la primera, no fueras a quedarte en tierra.


   ¡Y qué bien te portaste cuando trajimos al bebé recién nacido del hospital!. Ya te habíamos ido preparando para su llegada dándote a oler las ropitas que había tenido sobre su piel para que al llegar lo identificaras. Te tuviste que acostumbrar a ese nuevo ser llorón que te restaba protagonismo y al que no podías acercarte demasiado. Desde la puerta del dormitorio vigilabas todo lo que hacíamos con él y cuando dormía en su cuna te apostabas en la puerta para avisar de cualquier ruido o movimiento. Cuando empezó a desplazarse por la casa con el taca-taca tenías un cuidado especial al pasar junto a él, así como el niño se acostumbró al peligro que suponía tu rabo cuando estabas contenta. Jamás te revolviste cuando empezó a martirizarte con sus juegos de tirones de orejas. Tenías una paciencia infinita.
   Cuando nos dejaste tenías trece años y el veterinario nos consolaba diciendo que te ibas porque eras muy vieja y que habías tenido una vida llena de cuidados y felicidad. Pero yo me quedé desconsolada y en aquel momento no creí que fuera a tener nunca más una amiga como tú, no sólo por el dolor que me estaba causando aquel duelo, sino porque pensaba que dedicar mi cariño a otro perro era sustituir tu recuerdo.
   Y ya ves, ahora tengo dos, te hubiera gustado conocerlos. Koko es un perro de aguas con un carácter parecido al tuyo, es dócil y de una gran nobleza aunque muy cabezón, se nota que es un perro ovejero y no se duerme hasta que ha controlado que todos estamos en el redil, y te habrías encariñado con Trufa, una cachorrita bodeguera, porque es una zalamera. Es hiperactiva y cada vez que se despista es para hacer alguna diablura. 
   Cuando vuelvo a casa me reciben como hacías tú, dando saltos de alegría moviendo el rabito con viveza,  mientras entre ellos se disputan mis carantoñas. 
   Son los controladores de mi tiempo, tienen una rutina de horarios que en casa podríamos vivir sin relojes. Marcan el despertar, las comidas, los paseos, los momentos de juego y por la noche cuando pongo a calentar el agua de mi infusión llega la algarabía porque cuando me siento a saborearla hago reparto de galletitas. Y ellos lo saben bien.
   


   Bueno, mi preciosa Jara, es momento de despedirme no sin antes decirte que no olvidaré nunca los años que vivimos juntas y que en mi corazón hay un lugar privado para ti que nadie podrá ocupar.



sábado, 26 de noviembre de 2011

PENSAMIENTOS







  Canela y miel eres.   
       apoyo de mis lamentos,
            rocío que alivia mis fiebres,
             manantial de pensamientos,
       escudero de mis penas,
      luz de mis ojos ciegos,
       origen de mis desvelos.




miércoles, 23 de noviembre de 2011

ESTE JUEVES : EXTRANJERO E INMIGRANTE



    Miseria, hambre, angustia, miedo, desesperación.
   Huida.
   Una lucha titánica por la supervivencia.
   Dos vidas alimentadas por la misma sangre.
   Dos corazones latiendo con ritmos distintos pero acompasados.
   El enfrentamiento con las aguas traidoras del estrecho.
   El frío de las noches despejadas colándose hasta la médula.
   Las gélidas ropas empapadas.
   Los ojos fijos en las parpadeantes luces de la costa.
   Incierto destino.
   Plegarias, hambre, sed, temor, estremecimiento y dentelleo, exiguo y        penoso equipaje.
   El amanecer trae un atisbo de esperanza.
   El vientre congestionado protegiendo al ser interno.
   Ya en tierra, chalecos anaranjados de los voluntarios.
   Mantas para arroparla, bebidas calientes para reanimarla.
   En su pensamiento otros hijos que han quedado en las aldeas.
   Sus sentimientos mezclados, dolor intenso y agradecimiento.
   Llora de impotencia por lo abandonado, de gratitud por lo conseguido y de miedo por lo inseguro.
   Mientras tanto, aún temblando, a través de sus labios da sorbos de vida al ser que crece dentro.
   Esta vez ha habido suerte.
   Otras madres han quedado en el camino.
   La muerte invadiendo sus entrañas.
   
   Y nuestras miradas pasando de soslayo sobre las noticias, acostumbradas a su frecuencia pierden nuestra atención. Vidas de inmigrantes perdidas en su intento por alcanzar un mundo menos cruel.

   

  Dejo un enlace. Cliquea sobre el título.

martes, 22 de noviembre de 2011

CERTEZA





No desesperan las barcas
varadas sobre la tierra.
Miran atentas al cielo
buscando luna y estrellas.
Saben que amantes las aguas
vuelven con la marea.




domingo, 20 de noviembre de 2011

EL FARO DE TRAFALGAR




  Camino que lleva al faro,
siempre cubierto de arena,
vientos del este la arrastran,
la arremolinan, la llevan.
Los blancos lirios de playa 
adornan por la vereda.
Arriba una inmensa torre
vigila muy altanera.
Divisa toda la costa,
presume de compañera, 
aquella que en otros tiempos 
fuera la torre primera,
aquella que fue testigo 
de la maldita tragedia.
Se acercan las gaviotas,
le cuentan sus experiencias,
y ella orgullosa responde
con ráfagas de linterna.
Bajo las aguas atlánticas
de corrientes traicioneras,
duermen los barcos hundidos
el sueño de las riquezas.
Trafalgar, una encerrona 
de la Real Armada Inglesa.
Dice el faro que en las noches
que alumbra la luna llena,
ve las telas flameando
y oye el son de las cadenas, 
el crujido de las vergas, 
el crepitar de maderas.
Oye a los marineros
cansados de tanta guerra,
tirando de los chicotes,
aparejando las velas.
Se enfilan las botavaras
cual arietes a puertas.
Se oye el rugir de cañones
y el canto de las sirenas.
Andan ciñéndose al viento,
van navegando en conserva,
punteando con las proas 
van dejando sus estelas.
Dice el faro que sus rayos 
iluminan la contienda.
Ve los buques que derivan,
que se escoran, que bordean.
Los capitanes decrépitos
siguen sus estrategias.
Los ojos al catalejo
atentos a la reyerta.
Al cuidado de su rumbo
se dedican las estrellas
y la rosa de los vientos
que está de acuerdo con ellas.
El faro de Trafalgar
en su tómbolo de arenas
acompaña con sus guiños
la batalla sempiterna,
esperando que el sol traiga
algunas horas de tregua.





jueves, 17 de noviembre de 2011

ESTE JUEVES : El grito de los excluidos










Una niña de 10 años se ha suicidado en Georgetown al no poder soportar el acoso escolar que sufría a diario en el colegio. La pequeña Ashlynn se quitó la vida colgándose del cuello con una bufanda después de aguantar años de burlas, insultos y humillaciones.


Uno de cada cuatro escolares españoles de entre 8 y 17 años está en riesgo de padecer secuelas a causa del acoso y la violencia escolar, según ha explicado el psicólogo especialista en moobing y acoso escolar Iñaki Piñuel, que pronunciará este miércoles por la tarde una conferencia en la Biblioteca Bidebarrieta de Bilbao.
Según Piñuel, el principal peligro del 'bullying' para el futuro de los chavales son los trastornos derivados del estrés postraumático que puede generar. 

Por ello, ha alertado de la incidencia del acoso escolar en las aulas españolas, donde al menos el 44 por ciento de los estudiantes ha padecido alguna situación de maltrato recurrente, según datos recogidos en el Informe Cisneros X sobre Acoso y Violencia Escolar, en el que el experto ha participado. 

Este estudio revela, además, que la modalidad más frecuente de bullying es la que se refiere al bloqueo social (marginación, aislamiento), presente en el 30% de los casos. Le siguen el hostigamiento (21%), la manipulación (20%) y la coacción (17%). Exclusión social (16%), intimidación (14%), agresiones (13%) y amenazas (9%) completan la tabla.

Para Piñuel, prevenir, detectar y detener el acoso cuanto antes es fundamental para evitar el desarrollo de secuelas y trastornos de estrés postraumático que pueden prolongarse y cronificarse, llegando hasta la madurez. "No prevenir ni afrontar el problema, por parte de los educadores, padres y profesores, puede provocar que la victimización se convierta en algo crónico, haciendo que esas personas sean más vulnerables en el futuro a otras formas de maltrato", ha señalado el experto. 

Por ello, el psicólogo recomienda estar atento a la conducta del menor y apoyarle en cuanto sufra algún tipo de acoso. "Los padres deben escuchar al niño, apoyarle en todo y, sobre todo, evitar trivializar o banalizar el problema, enviando mensajes tóxicos del tipo 'no hagas caso', 'son cosas normales' o 'debes integrarte con tus compañeros' porque incrementan la indefensión del niño acosado e internalizan la culpabilidad, paralizándolo", ha afirmado. 

Para prevenir el maltrato desde un principio, los especialistas en bullying han detectado varios signos externos que pueden esconder el acoso. Así, la irratibilidad del niño (rabietas o broncas sin mucho sentido), los problemas psicosomáticos (dolores extraños, cefaleas, dolores de estómago, etc.), la repentina resistencia a ir al colegio, los estados de disociación (cuando no quiere hablar del colegio como un mecanismo de defensa), la onicofagia (morderse las uñas), los cambios repentinos en el humor o en el rendimiento escolar (con el estrés postraumático pueden perder la concentración o la memoria a largo plazo), o el miedo a volver a clase después de un fin de semana o unos días de vacaciones, son algunos de esos síntomas. 

El psicólogo estima que, con una detección temprana y el tratamiento de las secuelas del Síndrome de estrés postraumático infantil, éstas pueden combatirse a través de técnicas neurocognitivas como EMDR que, según el experto, tienen una tasa de éxito del 70/80 por ciento en pocas sesiones de trabajo con los niños victimizados.



Me he tomado la libertad de copiar estas noticias para ilustrar la pequeña reflexión que quiero hacer para este jueves.

   Mi abuela decía que el árbol hay que enderezarlo desde pequeño. No soy partidaria de una educación estricta ni mucho menos de las autoritarias, de aquellas del  "más vale que lloren ellos ahora que luego sus padres", pero sí de inculcar unos valores y procurar un  entendimiento de lo que es la diversidad y las diferencias.  Y sobretodo el valor de la vida y el respeto hacia los demás.
   La familia es el núcleo más pequeño de la sociedad, ya sea el tipo de familia que sea, que no me ciño a la clásica, y si la suma de todos estos pequeños grupos sociales funcionan, tenemos casi garantizado que ampliando nuestro campo de visión veremos que todo sigue funcionando igualmente.
   ¿Acabaremos así con esta lacra social que está instalándose entre nosotros de manera tan desproporcionada?. 



miércoles, 16 de noviembre de 2011

CALLEJUELAS, TORRES Y MURALLAS






   Cuando emprendí la bajada de la calle me sorprendió el colorido de las flores resaltado por el blanco calizo de las paredes, la variedad de verdes de las plantas, el terracota de las macetas de barro, las piedras a modo de mosaico del suelo o los cantos rodados colocados sabiamente para favorecer el trasiego de las aguas de la lluvia.


   La estrechez de la calleja invitaba al paseo reposado, su aspecto casi mágico era sumamente atrayente. Un trazado que confirmaba el paso de los musulmanes por estas tierras.


   Al caminar por esta callejuela me daba la impresión de estar adentrándome en los patios de las viviendas. Era un lugar casi familiar. Los vecinos compartían con los visitantes parte de sus vidas, tal era el sentimiento de acogimiento que me brindaba su aspecto.


   Apenas me cruce con algunas personas durante el paseo salvo algunos turistas, quizás por ser la hora de la siesta, y  fue algo que sumó intimidad a mi visita. 
  Deambular por las empedradas calles de Vejer es como andar sobre la historia.


   De las murallas y torres musulmanas a la judería  disfruté de un pueblo tranquilo, sin humos ni ruidos.  
Hasta conversando llegué a susurrar para mantener esa armonía.
   Saboree cada almena, cada escudo, cada arco. Me perdí por los rincones más antiguos. Me sentí seducida por sus pequeñas plazuelas. Y quedé extasiada al asomarme a las murallas y ver el paisaje que se precipita desde la loma que ocupa el pueblo hasta una distancia incalculable.


   La luminosidad era cegadora, los rayos del sol irradiaban desde el blanco intenso de la cal una luz deslumbrante que me obligaba a entornar los ojos.


   Me conmovía moverme entre piedras cargadas de leyendas, andar saboreando tan apacible quietud, caminando con calma, sintiendo la placidez del tiempo no cronometrado, escuchando el silencio, sintiéndome parte de nuestra historia.



   La anécdota a mi viaje la puso la imagen misma de la importancia del reciclado. Un vecino había decorado la fachada de su vivienda con una jocosa variedad de jardineras. Imagino que una obra de restauración le proporcionó tan extraordinarios elementos.



   Después de mucho caminar me reconfortó tomar un delicioso té con hierbabuena y unos pasteles de almendra en "El jardín del Califa".


martes, 15 de noviembre de 2011

UN AGRADABLE RINCÓN



Sobre la mesa dos vasos.
Al calor de la tetera, un azucarado té
con olor a hierbabuena.
En un rincón apacible, entre luces y tinieblas,
dos pensantes al unísono.
Sus vidas son paralelas.
.


lunes, 14 de noviembre de 2011

CASA SALINERA






Desconchada casa salinera.
Entre muros, caños y compuertas.
Agua clara. Agua salada.
Agua renovada en cada marea.
Senderos de mi niñez.
Olores que recuerdan la inocencia.




domingo, 13 de noviembre de 2011

LA VELETA



La veleta siempre parada pero nunca quieta.
Gallos, brujas, barcos, cigüeñas, búhos o sirenas.
Girando y girando, ora al este, ora al sur, siempre dando vueltas te bamboleas en tu quietud.
Sueñas con un vendaval, con un viento huracanado que arranque tu pie clavado.
Sueñas con volar junto a bandadas de gansos que camino de otras tierras graznan en los ocasos.
Sueñas con arrancar las raíces que te agarran que no dejan que tus pies puedan emprender los pasos.
Quieres levantar el vuelo y alcanzar el horizonte y asomarte a las montañas y esconderte por el norte.
Curiosear por el mundo, pasearte con derroche y acercarte exploradora visitando otros rincones.
Injusto vivir el tuyo sin posibilidad de moverte.
Pregúntale al pajarillo que sobre ti se pose, dile al búho trasnochador que te cuente de la noche.
Llama al cuco caradura y a los jilgueros veloces que se sienten a tu vera y te cuenten con sus voces.
Pide al aire que susurra que te describa los montes,
que te detalle los mares, que te hable de los valles, de los ríos y de los bosques.
No te rindas, no dejes que te conformen, pide al herrero que te hizo que te suelte los anclajes, que ponga vela a tu mástil, que la libertad te otorgue, que te conceda la dicha de emprender ese viaje.


sábado, 12 de noviembre de 2011

LUNA LLENA



Luz de luna clara, alba, nívea.
Circular luna llena.
Fúlgido diamante de la noche.
Compañera de aquelarres y pasiones.
Perturbadora luna de los posesos.
Cómplice luna de enamorados amantes.
Lazarillo de recuerdos evocados.
Luminaria de mis veladas, luna junto a mi lecho.
Luna que inunda mi patio, que ilumina mis ventanas.
Rayos de luna argentina acariciando tu cama.
Lejos de mis caricias, lejos de mis palabras.

Miro la luna y atravieso la distancia.
Mira la luna, mi niño, que te traiga hasta mi casa.


jueves, 10 de noviembre de 2011

QUIERO SER AGUA


Quiero ser agua para bajar saltando desde los altos cauces, para danzar en los remolinos, para llegar al río y pasar despacio por los meandros curioseando sus escondrijos.



Quiero ser agua para cruzar los bosques, para cambiar mis vestidos y ser transparente, verde o dorada, para seguir mi camino o para desbordarme y descubrir otros destinos, para infiltrarme en la tierra y escudriñar en sus entresijos. Quiero ser agua y brotar como manantiales de lágrimas de los ojos de los puentes.


Quiero ser agua para hacer avenidas, para conocer los pueblos, para regar los campos y divertir a los niños. 
Quiero ser agua silenciosa o rugiente agua en un mar embravecido.
Quiero ser espuma de olas o gotas de fresco rocío.
Quiero ser agua agitada y agua tranquila, quiero llegar al mar y empezar de nuevo mi recorrido.


Quiero ser lluvia, granizo, nieve, fuente, río, lago, mar,  nube.
Quiero ser agua y bailar el eterno baile de mi ciclo.


martes, 8 de noviembre de 2011

LA VENTANA DEL MOLINO



Rayos de luz cegadora
atravesando dos corazones atados.
Frente a ellos una sola mirada,
la nuestra.






lunes, 7 de noviembre de 2011

EL CARBONERO


   Al amanecer el carbonero camina hacia el bosque del encinar, va sólo, sobre su vieja carreta, no lleva más compañía que su añeja mula, sus pensamientos y el frío penetrante de la mañana.
   Le quedan muchas horas recogiendo ramas, y otras tantas de paciencia. Días y noches de constante vigilancia junto al horno.  Construye la parva apilando la madera, cubre el montículo de tierra, palada tras palada, una y otra y otra, así hasta que sus brazos no sienten. Luego enciende el fuego y se mantiene atento a las chimeneas. El color del humo, pasando del denso blanco al azulado y más tarde al transparente avisará al carbonero del momento oportuno para apagarlo. La sabiduría transmitida generación a generación. Mientras espera, ha colocado una manta sobre el suelo, se ha tumbado sobre ella y observa el cielo, la luna tras unas ramas se asoma curiosa y el titilar de las estrellas da vida al oscuro firmamento.
  Su mula descansa cerca y espera a que su dueño comience los cuentos de cada noche.
   De regreso aunque cansado, va caminando junto a la carreta, no quiere incrementar el trabajo a su noble compañera. Vuelve despacio, arrastrando sus pies por el camino de tierra, tirando de las riendas en un generoso esfuerzo para aliviar la fatiga a su amiga.
   Son muchos los días que pasan juntos, solos en medio del encinar, y a quién contar sus miserias, a quién narrar sus recuerdos,  a quién decirle que una vez tuvo sueños de grandeza.
   La vieja mula lo mira atenta, él sabe que ella entiende sus palabras porque son muchos los días que pasan juntos, solos en medio del encinar.
   



sábado, 5 de noviembre de 2011

ESTE JUEVES : LA PETITE MORT



   Al llegar la noche su mente se encontraba abotargada, así era todos los días, se sentía saturada de palabras e imágenes, de problemas laborales y personales, le pesaban los trabajos realizados y los proyectos por emprender, la sobrecargaban los sueños incumplidos y los miedos.
   Tenía rutinas a la hora de ir a dormir, dicen que eso ayuda a conciliar el sueño.
   Como una hechicera, había preparado su particular cartuja, su privado monasterio.
   Una bolsa con flores de lavanda colgaba del cabecero de su cama para favorecer la calma y remediar el insomnio. Un "atrapasueños" pendulaba sobre el tálamo, junto al transparente velo del  mosquitero,  filtrando las pesadillas y dejando pasar sólo los buenos sueños, aquellas quedaban entre sus redes y se desvanecerían con el primer rayo de luz del amanecer.
   Colores, aromas, texturas, luces y sombras, ángeles y amuletos, todo estaba perfectamente estudiado para crear un ambiente propicio al sueño. La panacea universal. Supersticiones, magias y remedios.
   Tras una relajante ducha y una frugal cena se embutió entre las suaves sábanas de blanco algodón y esperó ese prodigioso estado de inconsciencia.
   Dio una y mil vueltas, probó mil y una posturas, suspiró mil veces y, mil veces convocó al sueño que no llegaba.
   Se iban sumando horas en el reloj y comenzó a desesperarse. En su desvelo la mente comenzó a traer imágenes que ella rechazaba para sumergirse en la nada. Desechaba los pensamientos en busca del vacío. Entre ellos acudió un recuerdo agradable, lo evocó, lo recreo y sintió un estremecimiento. Se abandonó a la memoria y se dejó llevar para revivirlo.
   Sus ojos se cerraron con fuerza para alcanzar la distancia que la separaba de aquellos momentos, y trajeron las imágenes. Sus labios pronunciaron en silencio palabras dichas entonces, y sonaron en el recuerdo.  Sus manos comenzaron a deslizarse suavemente por su piel, como otras manos lo hicieran. Palpaban, acariciaban, oprimían, buscaban y encontraban. Iban guiadas por una fuerza exterior y tan ávidas de sentir que no hubo monte, llanura o valle que no fuera recorrido por ellas. Llegaron a lo más recóndito del paisaje y, conocedoras de su estructura se expresaron con precisión. Así comenzó la agonía.
   Se curvó su cuerpo y se estiraron sus piernas. Una profunda respiración agitó sus pechos. En sus retinas,    labios, bocas, lenguas, manos, ojos, cuerpos, sexos, aparecían como fotogramas proyectados a baja frecuencia. Sentía besos apasionados, miradas anhelantes, bocas insaciables, caricias ambiciosas. Sudaba, suspiraba, se retorcía, acariciaba todos los cuerpos de toda la tierra, acariciaba la tierra misma. Ella era todo. Y gritó callada. Y tras un ahogado gemido dejó de ser.
   No era, no existía, no estaba. Solo el vacío, la nada. La muerte. Por un instante, la muerte.
   Al despertar miró el "atrapasueños" y sonrió agradecida por desviar sus temores. No recordaba haber soñado. Pensó en lo cansada que había llegado a la cama y la rapidez con la que se había quedado profundamente dormida. Se encontraba renovada, nueva, feliz y esperanzada.
   
   
   
  

viernes, 4 de noviembre de 2011

SUMANDO


   Hoy he añadido un año más a la suma de mi vida. He estado a punto de escribir el recuerdo más intenso de cada uno de mis años, pero me ha parecido cruel, no sólo para mí por el esfuerzo mental, sino para aquel amigo que se pase por mi blog y tenga que sufrir mis neuras. 
   Tengo buena memoria y soy capaz de remontarme en el tiempo hasta que sólo tenía tres años. Creo que mi recuerdo más antiguo es el nacimiento de mi hermano. Me habían llevado a pasar la noche a casa de unos familiares, pero de eso no tengo conciencia, lo que sí veo con total claridad es mi entrada por la mañana en la habitación de mis padres, y mía, porque todos dormíamos en la misma, y la cara sonriente de mi madre con camisón blanco y un rollizo y sonrosado niño acostado a su lado. Me dijeron que era mi hermano y yo le puse nombre, Jaime.
   Poco más tengo en la memoria de esos años, una rebeca de angorina rosa, unos zapatos que se encogieron y no me los podía calzar, por lo que lloré durante un buen rato porque eran mis preferidos, una visita con mi padre a su lugar de trabajo, un duro que me dio su jefe. ¡Qué cosas guardamos en la memoria!.
   Hasta la adolescencia todo iba transcurriendo dentro de lo que podemos considerar normal en el seno de una familia de clase media, pero mis inquietudes se desbordaban, lo que luego sería un espíritu impetuoso más o menos controlable, entonces se me iba de las manos.
   Cuando yo tenía once años nació mi hermana Isabel María y disfruté comprándole a medias con mi hermano, un muñeco de goma que le pusimos como regalo de día de Reyes.
   Cuando cumplí los doce años, dos acontecimientos desbarataron mi entorno, mi tía Isabel que era mucho más que una tía, era mi madre adoptiva, me llevaba a la playa, aunque a su salud le sentara como un tiro, en las calurosas noches de verano nos divertíamos en el cine, si iba a visitar a sus primas a Puerto Real siempre era yo su acompañante, se sentaba junto a mí a repetirme una y otra vez las lecciones de historia y geografía que tenía que memorizar, me esperaba durante dos horas cuando me había portado mal en el colegio y tenía que quedarme al estudio, cada noche en la cama me narraba historias de Sancti Petri y me agarraba del brazo para que no sintiera miedo, pues tita, como la llamábamos todos, se casó y se fue de viaje y cuando volvió ya vivía en otra casa. 
   El otro suceso fue la muerte de mi abuela, con ella tenía garantizado el escondite perfecto ante una reprimenda, que seguro estaba bien merecida, pero para eso están las abuelas. 
   No sé qué ocurrió dentro de mí, pero me sentí abandonada. Estaba acostumbrada a vivir con ellas desde que nació mi hermano y estos cambios fueron muy grandes para digerirlos. 
   Tras estos hechos, y ataviada con estas pérdidas, la insensatez y ese entusiasmo por andar siempre contra corriente, cogí una pequeña maleta y decidí irme por el mundo, no tenía ni idea de a dónde iba a ir ni cómo iba a vivir, pero unas pocas ropas y algunas monedas compusieron mi exiguo equipaje.
   Afortunadamente mi madre me cogió antes de que me lanzara al universo.
    Sólo tres años después, sólo tres, di a luz una preciosa niña con cerca de cuatro kilos.
   Ahí acabó mi niñez y adolescencia.
   Mi vida era, está siendo y espero que sea siempre como una rompiente en la que las olas se estrellen y la mantengan despierta y alerta, aceptando estoicamente y con dignidad cada sacudida.



miércoles, 2 de noviembre de 2011

BENDITA IGNORANCIA



   Del rosal, entre las espinosas verdes ramas, brotan felices nuevas rosas.
   Ajenas a lo efímero de la vida, disfrutan exhalando su perfume y mostrando a todos su belleza.
   Injusto pasar del tiempo que marchita sus bellos pétalos, antes henchidos de color y rebosantes de efluvios dulces, ahora mustios y apagados.
   Malvado viento inclemente que los arranca y los derrama sobre el húmedo suelo que alimenta.
   Próximo, el enérgico capullo mira de soslayo a la decrépita rosa y orgulloso pavonea su frescura.
   Inconsciente e insensata incipiente flor de rosa. Ilusa e ignorante desconocedora de la vida.
   Menospreciando lo que será ella misma, rechazando lo que es ineludible.
   Humilla la exuberante joven a quien ha dado de su cuerpo la semilla, desechando que también ella perderá su lozanía.  
   Cuesta a la zagala aceptar que nada es perdurable, elude lo que es evidente, mientras su vida transcurre lejos de lo inevitable.