miércoles, 18 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES: UN REGALO NAVIDEÑO






Mi regalo para el Grupo Juevero.

Un Cuento de Navidad

Cuando se fue acercando al armario oyó el sonido de papeles y un chisteo que le hizo retroceder. Algo se movía tras las puertas de madera, pensó que sería un ratón y no tuvo valor para abrirlas. Más tarde lo pensó mejor y se dijo que no podía ser tan cobarde, que había llegado la fecha en que todos los años en casa se montaba el árbol de Navidad y no podía fallar a la tradición. Abrió despacito y se cercioró de que nada se movía. Sacó la caja de cartón del árbol y la llevó al salón, volvió a buscar el resto de cajas donde se guardaban los adornos navideños y...de nuevo el chisteo y el crujir de papeles, está vez sí lo había oído con claridad, algún bicho andaba por allí dentro, nerviosa y aterrorizada sacó una de las cajas y corrió al salón. No se atrevía a volver a buscar las demás. Comenzó por colocar el árbol en el rincón habitual y sacó las luces que siempre se ponen en primer lugar. Las probó, funcionaban divinamente, a su mente volvieron miles de recuerdos evocados por aquellas pequeñas estrellitas que se encendían y  apagaban jugando entre las artificiales ramas. Le llegó el olor de la masa de las tortas cuando crece al calor de las ollas que preparan los caldos, para más tarde ser cortada, frita y enmelada. Recordó los juegos en la esquina de la casa de su abuela cuando allí se reunía toda la familia. Tras ese breve viaje al pasado volvió al salón y siguió con su labor, no tenía más remedio que volver al armario a por la caja de adornos, los de toda la vida, su árbol no sabía de modas y tendencias, entre sus hojas aparecían cada año los mismos amigos, el búho rojo, el muñeco de nieve, el pajarito en su jaula, el bambi, los tres reyes magos, la campana, y no podía olvidar el huevo con trenzas, aquel huevo que alguien se bebió por dos agujeritos hechos en la cáscara y que fue decorado según sus hermanos por ellos, ambos se disputaban su autoría, y a ella le gustaba pincharlos para que la defendieran, - lo hice yo, estoy seguro, decía su hermano, y por supuesto lo mismo decía su hermana que opinaba que aquellas trenzas de lana roja las había hecho ella.
En estos pensamientos estaba cuando cogió la caja y...la tiró al suelo asustada por lo que sintió en su interior. La caja se abrió y cayeron todos los adornos envueltos por las tiras de espumillón. Sorprendida esperó al intruso que se encontraría entre aquella amalgama de colores, pero allí no se movía nada, con mucho cuidado fue entresacando cada uno de los adornos y estirando las tiras plateadas. Nada, allí no había nada. Lo recogió todo y terminó de montar el árbol. Estaba precioso, como siempre. Se volvió para recoger las cajas y oyó unas risitas juguetonas y el ulular de un búho, luego el chisteo de nuevo. ¡Bah!, pensó, debo estar teniendo alucinaciones.




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Felices Fiestas



miércoles, 11 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES: MAMÁ, DE GRANDE QUIERO SER...






Amigos Jueveros y su mundo de fantasía

Frente a la luna del armario de la sala, en casa de mi abuela, viví muchos sueños, fui aquella cantante a la que todos admiraban, fui una gran bailarina que danzaba entre las camas que había frente al espejo, fui la enamorada que se miraba sus propias pupilas fantaseando con el amante, y más de un beso le di a aquella helada boca que me provocaba desde ese mundo imaginario. Me gustaba ver el mundo al revés que me mostraba aquel mágico cristal. 
No he llegado a ser ni cantante ni bailarina, mis sueños fueron reales solo en aquel escenario, cuando me alejé de él, cuando me moví por el mundo del derecho todo fue diferente. Ahora solo tengo un deseo, ser una anciana respetada, autosuficiente, independiente, dueña de las horas de mis días y de mis noches. Capaz de evocar mis buenos recuerdos y de olvidar aquellos que más daño me han hecho. Quiero no ser una carga para nadie ni siquiera para mí misma y que mis lágrimas sean consecuencia de incontroladas risas. Quiero no tener miedo al inevitable final y aceptar que ha pasado mi tiempo y que los que quedan tendrán un grato recuerdo de mi persona. Quiero llenar cuadernos de palabras con mis recuerdos que serán el testimonio de que he existido,de que no ha sido un sueño y que mis hijos y mis nietos son una realidad, por si alguna vez lo olvido. 
Os diré que de mayor quiero ser grande. Grande en generosidad, grande en tolerancia, en compresión, en nobleza.  Magna anima esse.


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lunes, 2 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES: EN EL CONVENTO



                
        
Llegó a su primer destino tras haber tomado los hábitos de la orden de los carmelitas descalzos. Era un joven atractivo y un magnífico músico. El órgano de la iglesia del convento nunca había lanzado al aire notas tan dulces y las misas del lugar empezaron a ser las más populares, todos deseaban oír al fraile nuevo que pronto se vio rodeado de un grupo de muchachos y muchachas atraídos por su virtuosismo. En unos meses había formado un coro y todas las tardes ensayaban los salmos y cantos para las distintas fiestas que se celebraban. Consiguió ser el más querido de los religiosos del convento y su prestigio como maestro y director del coro le otorgaba un halo especial.  Luisa era una jovencita morena, de ojos vivarachos y con una voz angelical, salmodiaba con tal delicadeza que su canto emocionaba sobremanera. Sus solos auguraban que llegaría a ser una soprano grandiosa. 
Ni una sospecha, nada hacía presagiar que Fray José estuviera pensando en dejar el convento. Apareció sin su hábito marrón, cabizbajo y con la voz entrecortada confesó a los muchachos que tenía que irse, que lo hacía por amor. En la esquina de la Plaza del Carmen lo esperaba Luisa con los ojos empañados por las lágrimas. Juntos comenzaron a caminar sin decir palabra, al poco se cogieron de la mano.


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